Blogia

terraepovo

Celebración Tradicional do SOLSTICIO DE INVERNO

Celebración Tradicional do SOLSTICIO DE INVERNO

Como xá ben sendo habitual nestas datas chegando ao Nadal, depois de ir acendendo en familia as catro velas do Advento, agardando o retorno da Luz, os militantes e amigos da nosa asociación TERRA E POVO virán a celebrar o Solsticio de Inverno esta fin de semana do 19-20 de Decembro.

Para aqueles amigos interesados nesta celebración de anovación dos ritos solsticiais, que queiran achegar-se nese día connosco, podedes escrever-nos a terraepovo@yahoo.es

Feliz Solsticio de Inverno, Bon Nadal e próspero Ano 2010!!!    

La Islamización de Europa: Suiza dice NO a los minaretes

La Islamización de Europa: Suiza dice NO a los minaretes

Los suizos han rechazado en referéndum la construcción de minaretes musulmanes. Nadie negará que se trata de una decisión democrática, so pena que se niegue la legitimidad del Estado suizo como país así mismo democrático. Sin embargo, no deja de resultar chocante la reacción de toda la panoplia de periodistas, opinadotes, políticos e incluso clérigos. Para el vicesecretario de Comunicación del Partido Popular, Esteban González-Pons, resulta "gravísimo" que en Suiza se haya decidido por referéndum la prohibición de minaretes. Según Pons lo que ha ocurrido debe hacer reflexionar sobre cómo se percibe la religión musulmana y dice que "es gravísimo que en Suiza se haya adoptado esta decisión por referéndum". Pons añade: "Ahora bien, eso nos debe hacer reflexionar también a los europeos sobre el estado de la opinión pública respecto a la religión musulmana y sacar algunas conclusiones sobre algunas políticas que estamos llevando a cabo y que están presentes en nuestros discursos". Es decir, según el líder popular, todo se reduce a una cuestión de percepción y de marketing.

No es nada raro que el responsable de Comunicación de un partido que ha introducido en España a medio millón de musulmanes con sucesivas "regularizaciones" piense de esta manera. Para ellos, la nacionalidad, -es decir, la forma jurídica que establece quienes son miembros de un pueblo- es tan solo una cuestión burocrática, algo que puede adquirirse con aceptar nominalmente los valores dominantes en el preciso momento de la solicitud, en perfecta consonancia con el ideario de los liberales del planeta entero.

Lo que ya sorprende algo más es la actitud de la Iglesia. Así las cosas, el Vaticano ha lamentado el resultado del referéndum suizo y el presidente del Consejo Pontificio Pastoral para los Migrantes, Antonio María Veglio, ha afirmado que no se puede impedir la libertad religiosa. El abad de Covadonga, por su parte, ha declarado creer que "tanto las manifestaciones religiosas como los signos son libres".

Indudablemente, el abad puede creer lo que le plazca e incluso puede aducir, por ejemplo, su experiencia con un vecino marroquí que no nos cabe la menor duda de que puede ser muy buena persona porque gente excelente –lo mismo que gentuza- la hay en todas partes. Pero lo que los suizos han votado, constreñidos por los estrechos márgenes de una pregunta puesta por políticos y así mismo limitada por el terror de la policía del pensamiento de la izquierda global, es si querían o no ser islamizados, porque lo que temen en realidad los suizos es ser islamizados. Y es que, para que se enteren en el Vaticano y en Covadonga, la islamización es un proceso que siempre e invariablemente ha acompañado al Islam. No me cabe duda de que hay musulmanes con los que puedo compartir mucho. Jamás he ocultado que soy un firme defensor del pueblo palestino –tanto cristiano como musulmán- víctima de una injusticia histórica sin precedentes. Lamentablemente, estaré siempre mucho más cerca de un musulmán honrado de Irán o de Argelia, depositario de indudables valores espirituales, que del clásico burgués occidental al que solo importa el dinero, el sexo y la "buena vida". Pero da la casualidad de que mi país no es un país musulmán y, es más, como explica Julián Marías en su España inteligible, nuestro país se ha hecho en buena parte de su historia como contraposición al Islam, al igual que, en menor grado, el resto de Occidente.

Debe recordarse que a la caída del Imperio romano, había en el Norte de África más diócesis que en Italia y que todas fueron barridas a sangre y fuego por la ola islámica. Allá donde el Islam llega, con él llega el conflicto de una religión guerrera y militante, que cree que otras religiones son, de toda suerte, inferiores, y que el Islam, como cierre de la profecía, no es "una" religión, sino "la" religión. No es de extrañar que el Islam haya construido sus mezquitas en sitios donde ya otras religiones profesaban su culto, generando en ocasiones situaciones terribles, como es el caso del norte de la India. El Islam, por su parte, comporta una arabización que se externaliza incluso en detalles como la adopción de un nombre árabe por parte de los conversos y que impide al converso la marcha atrás respecto de la decisión tomada. Por último, a nadie se le pasa el hecho comprobable de la ausencia de reciprocidad absoluta en el apostolado, rayana en el cinismo, que demanda libertad de culto cuando en su propia tierra niegan –no todos los países en la misma medida, es verdad, pero sí en todos- esa libertad de culto.

Frente a estos hechos comprobables, tanto el neosovietismo reciclado como el liberalismo fanático creen que todas las religiones son iguales –para los primeros, igualmente prescindibles y exterminables en algunos casos- y que es solo un "derecho" ciudadano más. Sin embargo, para aquellos que se acercan a la naturaleza de los pueblos sin prejuicios, y que intentan captar lo que las cosas son realmente, el cristianismo no es una religión equiparable dentro de nuestro contexto cultural al credo sintoísta, por ejemplo, al budismo o al Islam, sino que se trata de un rasgo clarísimo de nuestra identidad, sin el que es imposible comprender lo que somos, lo que hemos sido y cómo pensamos. Incluso los que abominan irracionalmente del cristianismo, tienen un software mental cristiano incubado a lo largo de siglos de fe cristiana.

Que el abad de Covadonga o el mismísimo Vaticano piensen que esto es solo una cuestión de derechos demuestra que hilan poco fino, dado que ese argumento prescinde del hecho demostrable y comprobable de que la identidad europea es cristiana, incluso la de todos los mentecatos, necios, tertulianos, opinadores y juntaletras que se empeñan en prohibir los crucifijos en la escuela de su barrio para garantizar la "libertad de conciencia". En el fondo es el mismo argumento que se utiliza para afirmar el derecho al aborto, prescindiendo del hecho demostrable y comprobable de que eso que se elimina es un ser humano en los primeros estadios de su desarrollo. Los suizos solo han intentado detener un proceso que es preocupante en algunos lugares de Europa, han intentado parar la islamización que ellos perciben palpablemente en los minaretes.

Por otro lado, no deja de sorprender ese aire de pesadumbre moral –notablemente hipócrita- que solo se manifiesta cuando las urnas arrojan un resultado contrario a los dogmas de la ideología dominante y de lo políticamente correcto, mientras que, por ejemplo, cuando resulta aprobado el consumo libre de marihuana, los matrimonios del mismo sexo o los abortos en infantes de quince años, se limitan a cantar el triunfo de la democracia" y el "buen criterio" que ha manifestado el pueblo. Es evidente que, al margen de toda la charlatanería del derecho de voto y de la libre opinión, hay una estancia decisoria que establece qué es moral y lícito opinar y qué no lo es y que se manifiesta en la sorprendente unanimidad de unos medios que parecen no ponerse de acuerdo en nada salvo en todo aquello que socava un poco más nuestros rasgos de identidad y nuestra cohesión como pueblo.

Está claro que el resultado del referéndum suizo es un resultado en línea con las fuerzas sanas de ese país y con todo aquello que afirma lo que somos los occidentales, pese a que probablemente los votantes suizos no hayan podido llegar tan lejos como la mayoría de ellos hubiera querido. Un buen amigo me ha mandado la noticia con las declaraciones del abad de Covadonga y me comenta que la Iglesia actúa como una quinta columna, que trabaja a favor de todo lo que nos conduce al Haarlem multiétnico, esa situación de postración diseñada a la medida del capitalismo global en la que ya nadie pertenece a ninguna comunidad. Yo pienso más bien que esa "quinta columna" está en el interior del Iglesia, disfrazada con ornamentos de corte humanitario, filantrópico y aparentemente bienintencionado, pero en sintonía con el ideario mundialista. Por eso me resisto a creer lo que me dice mi amigo. Pese a ciertos aires dentro del Vaticano actual y pese al abad de Covadonga, nuestros antepasados se resistieron, incluso por las armas, a la islamización de Occidente, lo mismo que ahora han hecho los suizos en las urnas. Cuando hubo voluntad de ser y de afirmarse, el Islam no supuso amenaza alguna durante quinientos años. Y sin duda el espíritu de esa resistencia, de esa voluntad de ser que nos configuraba, fue el cristianismo, especialmente la Iglesia católica, aunque ahora algunos de sus miembros quieran contemporizar con fuerzas que en el fondo les desprecian.

En definitiva, y como creía René Guenon, la Iglesia católica, con todos sus errores y defectos, en su mayoría clara contaminación de estos tiempos turbulentos, sigue siendo la última fuerza que impide el caos en Occidente y, por consiguiente, en el mundo entero. En lo que a mi respecta, estoy firmemente convencido de que esa luz jamás será sepultada, aunque les pese a algunos de sus pastores. 

EDUARDO ARROYO

Mircea Eliade, a súa obra mais descoñecida

Mircea Eliade, a súa obra mais descoñecida

 Mircea Eliade nasceu o 9 de marzo de 1907 en Bucarest. Estudou filosofía e licenciou-se cunha tese doutoral sobre a filosofía do Renascimento en Italia. Posteriormente viaxará até a lendária India, estudando lá as súas tradicións, historia e pensamento. Nos anos 30 será profesor en Bucarest e no 1940 o governo romeno envia-lle como agregado cultural, primeiro  até Londres e logo para Lisboa. Tras a 2ª G.M.  ficará en París , onde dará aulas até 1957 e logo viaxará cara os EE.UU. , a Chicago, onde é nomeado catedrático da Historia das Relixións. Ficará en Chicago até a súa morte no 22 de Abril de 1986.

Sen dúvida algunha, é o maior historiador das relixións, mais na súa biografía destaca un feito silenciado pola historia oficial: nos anos 30 estivo fortemente vencellado à Guarda de Ferro romena.

Para descobrer a este Eliade, encomendade o libro ao seguinte enderezo: enrpedidos@yahoo.es  ou ben visitade  www.edicionesnuevarepublica.com

  

Novo libro de Alain de Benoist: "MAÑANA, EL DECRECIMIENTO"

Novo libro de Alain de Benoist: "MAÑANA, EL DECRECIMIENTO"

Acábase de editar un novo libro do pensador galo, Alain de Benoist, pola editorial IdentidaD. Unha nova visión da ecoloxía e o seus vencellos coa realidade actual.

Pedidos a:  idpress7@gmail.com

Extracto do blogue http://infokrisis.blogia.com

¿Qué es el decrecimiento? Es la ecología del futuro aplicada a la gobernancia de los pueblos y a la gestión económica de los países. ¿Qué implica el decrecimiento? Implica, simplemente, reconocer que un planeta de posibilidades y recursos limitados, no puede crecer de manera ilimitada. Sólo eso, con todas sus consecuencias ¿Por qué nace la idea del decrecimiento? Por que tras la conferencia de Río de Janeiro sobre el clima, se entroniza a nivel mundial la idea del "desarrollo sostenible" que implica que el planeta podría desarrollarse de manera prudente, pero ilimitada y que solamente se trata de contener algunos efectos extremos y perjudiciales del desarrollo, en concreto la emisión de CO2 y la emisión de gases.

La ideología del "desarrollo sostenible", supuso en su momento, un punto de encuentro entre los intereses de las corporaciones industriales (en particular de los lobbys petroleros), los de los gobiernos del mundo desarrollado y los del ecologismo "moderado". Se trataba simplemente de limar las uñas a un animal rabioso -el desarrollo capitalista- y afeitarle ligeramente el pelo del sobaco para que tuviera un aspecto menos agresivo

El Paganismo: un ecumenismo "avant la lettre". Por Juan Pablo Vitali

El Paganismo: un ecumenismo "avant la lettre". Por Juan Pablo Vitali

JUAN PABLO VITALI

“Los dioses no están muertos: sólo está muerta nuestra percepción de los dioses. No se han ido: nosotros hemos dejado de verlos […]. Pero continúan estando aquí y viviendo como siempre han vivido, en la misma perfección y en la misma serenidad.”

Fernando Pessoa, El retorno de los dioses
(Citado por Alain De Benoist en ¿Cómo se puede ser pagano?)
 
No puede desconocerse la influencia de los antiguos cultos paganos en desarrollo del cristianismo europeo. Mucho se ha escrito sobre el tema y no me corresponde a mí, como profano, dar cátedra sobre materia tan complicada y extensa. Sin embargo, quiero aportar alguna reflexión, y un humilde e insuficiente enfoque.
 
Constancia y paciencia han tenido los sacerdotes católicos en la prédica de la cristiana fe en todo el mundo, pero aunque el catolicismo predique el amor, como éste no existe en estado puro, ha ido siempre acompañado de la espada. Una religión nunca está desvinculada de la realidad política terrenal de los pueblos que la profesan.
 
Se sabe que los romanos no imponían su religión a los pueblos conquistados, y que aún exigiendo el respeto por el culto propio y por el Emperador como pontífice máximo, permitían el libre ejercicio de la religión del lugar. Esto no es así en las religiones monoteístas. Al tener necesitar éstas establecer un único dios para todo el mundo, les sobran los demás dioses.
 
Nadie puede negar que la cultura europea le otorgó un sesgo particular a las más altas cumbres del catolicismo, y que esto tuvo varias interpretaciones y tendencias a través de la historia. Sólo basta recordar las discordias entre güelfos y gibelinos.
 
Los durísimos enfrentamientos para imponerse sobre el paganismo no impidieron que el cristianismo europeo se viera influido por los paganos en sus ritos, en su forma de ser. A veces pasa que lo que no se gana en la guerra, se gana después en la paz.
 
Esta introducción es una excusa para llegar al meollo de la inquietud, que es el siguiente: ¿Por qué personas que profesan una religión como la católica, hoy en día tolerante con casi todo el mundo, se rasgan las vestiduras si alguien evoca un eventual retorno de los dioses paganos? ¿Por qué tanto asombro cuando, ante la despiadada destrucción de la cultura europea, algunos europeos tienen el atávico reflejo de volver a sus orígenes más remotos?
 
Los clérigos que predican la estirpe judaica de Jesús, que predican la hermandad con el Islam, que rescatan los cultos animistas de las tribus más remotas, se rasgan sin embargo las vestiduras cuando se invoca el nombre de Odín.
 
¿O es que el cristianismo europeo tiene menos posibilidades de dialogar con Zeus que con un tótem? ¿O es que el culto que profesaba Aristóteles, tiene menos que ver con los cristianos europeos que el sincretismo admitido y promovido en la América Andina? ¿Tan extraño es que hablando un dialecto del latín, pueda uno preguntarse por los dioses de la antigua Roma?
 
Sería estúpido negar milenios de cristianismo, el medioevo y el gótico, como sería estúpido negar el Renacimiento. Igual de estúpido es ejercer una persecución religiosa contra los pocos hombres que quedan para defender la identidad del gran Occidente europeo en todas sus manifestaciones, entre las cuales el paganismo es una de las más importantes.
 
Detrás de todo esto hay algo que nada tiene de religioso, y es la adhesión incondicional al actual sentido del mundo, y que la cosmovisión y la forma de ser de las antiguas religiones paganas, puede resultar incompatible con ese sentido del mundo, como lo fue sin duda en alguna medida el catolicismo medieval, como un cristianismo florecido en Europa y que acaso para siempre ha sido desplazado por otro cristianismo, sincrético, adaptado a los tiempos, modernista.
 
Lo que hace que se pueda volver a hablar de paganismo no es ni una Iglesia, ni unos sacerdotes, ni un grupo de rock. Es la profunda angustia de algunos europeos que, ante la nada que tienen en frente, buscan, acaso desesperadamente, la esencia de Europa en los antiguos dioses vencidos. Vencidos, pero no muertos, porque sólo la carne muere para siempre.

Sospeitosas ONG´s....os mamóns e xupópteros, aqueles que viven à conta do traballador.

Sospeitosas ONG´s....os  mamóns e xupópteros, aqueles que viven à conta do traballador.

Para unha mostra, un botón. Aquí tes a ligazón do BOE, onde podes ver, sen surpreender-te, onde é que se tiran os cartos do contribuinte.

Ben sabemos que "Hacienda somos todos"...mais, algúns non son auténticos mamones e xupópteros do cidadán???

http://www.boe.es/boe/dias/2009/08/13/pdfs/BOE-A-2009-13413.pdf

La colonización de Europa. Guillaume Faye. CONCLUSION. EXHORTATIONES A LA JUVENTUD EUROPEA. LA FUERZA DEL CID

La colonización de Europa. Guillaume Faye. CONCLUSION. EXHORTATIONES A LA JUVENTUD EUROPEA. LA FUERZA DEL CID

No excelente blogue  http://infokrisis.blogia.com/  podemos seguir estos días unha traducción moi interesante e necesaria para a formación de todo militante identitario. Eís "LA COLONIZACIÓN DE EUROPA", do Guillaume Fayé, un texto -insistimos- fundamental e de actualidade para unha mellor compreensión dos problemas actuais das nosas realidades etno-políticas e socio-económicas.

Tiramos có permiso de INFOKRISIS un dos capítulos publicados.

La novela de Jean Raspail, Le Camp des Saints, escrito en 1973, fue premonitorio. Escribir esta novela es imaginable hoy en día. Cualquier gran editor lo rechazaría. Muchos peligros se definen, muchos tabúes se refuerzan, muchas defensas inmunitarias se derrumban, se instaura aún más la ley del silencio, como si alrededor de un paciente se acercase un mal incurable. ¡Silencio! Nadie tiene la idea de observar, de decir la verdad a la cara, de describirla, de analizarla y de formular remedios para combatirla. Ya que incluso los más lúcidos temen el juicio de la burocracia y el castigo del sistema y de sus leyes, escritas o no escritas.   

No, no fantaseo. En 1997, el Instituto de Francia organizó bajo la presidencia de Pierre Messmee un simposio sobre esta cuestión donde todos los presentes, desde Jean-Claude Casanova a Alain Peyrefitte, estimaron que la inmigración es el problema esencial de la sociedad francesa y pronto de toda Europa. Alain Griotteray firmó un artículo (Le Figaro Magazine, 13/12/1997)  titulado La inmigración puede destruir Francia. Su tesis es que la IV República está muerta de no haber sabido tratar el problema algeriano y que la V puede morir sin que nada lo detenga, pero aún peor, repentinamente por negar y apoyar, la colonización de nuestro pueblo.

Por tanto, estos grandes espíritus conscientes no se movilizan realmente en el combate. Contrariamente a De Gaulle, al cual ellos adulan y al cual admiran, de modo comprensible su espíritu de resistencia, sin aplicarla realmente. ¿Es necesario hacer conscientes a las élites? No. Es siempre de la profundidad de los pueblos, de su energía misteriosa que surge la salvación. El pueblo es como una tierra fecunda para el simiente de ciertas ideas. Y la esencia del pueblo, esto es su juventud, es la aristocracia de su juventud.
 
* * *

Seamos pesimistas: Francia, luego algunos países de Europa, se arriesgan mucho, en un futuro próximo, por simples razones demográficas, de verlo primero en comunidades enteras, luego regionalmente, caer entre las manos de los inmigrantes o de partidos islamistas que, como en Inglaterra o en Bélgica, comienzan ya a despuntar. Los norafricanos no votan, por desinterés, por los partidos "europeos", pero votan por sus candidatos y a sus partidos. Luego, cuando colateralmente los poderes electos, a todos los niveles, caigan entre las manos de los extranjeros, algunos despertarán, pero será probablemente demasiado tarde.

Respecto de la amenaza del islam, el geopolítico austríaco, el general Jordis von Lohausen, reconoce que este último, en plena expansión, ataca a la vez a Europa por el mediterráneo, el Cáucaso y Asia Central " disponiendo de reductos combativos en todas las capitales europeas". Añade, apuntando la colusión islam-Estados Unidos: " A pesar de la alianza de los americanos con los príncipes del petróleo, la guerra del Golfo ha conseguido reavivar en los Árabes las dolorosas heridas de la humillación inflingidos por las potencias coloniales europeas [...] Los soberanos de los Estados islámicos se reapropian siempre del mismo discurso del Corán "Besa la mano que no puedes rechazar. Pero es más bien Europa, situada a las puertas del islam y no los Estados Unidos, que será inevitablemente la primera en pasar por el aro. El envejecimiento de la población, el poco gusto de la población por las cuestiones militares, la inconsistencia de las políticas de la inmigración, la cobardía de los políticos o aún la ceguera de las masas condicionadas por un consumismo desenfrenado, llaman a un futuro sombrío. El resultado para los musulmanes podrá ser bueno un día." (en Éléments n°88, abril 1997).

Francia ha conocido bien las invasiones militares, que no han dejado de proporcionar vestigios indelebles. La última en fecha, la ocupación alemana de 1940 a 1944 para nada ha germanizado Francia. Esta ocupación no fue más que un golpecito histórico en relación a lo que nos estaba sucediendo. Por la primera vez, desde el origen de su historia, desde el fin del Imperio Romano, Europa está en proceso de ser colonizado, y por los pueblos radicalmente diferentes de ella. Incluso las invasiones arabo-musulmanes en España, en Aquitania y en Provenza del período medieval fueron bastante menos graves y masivas que la que nos sucede actualmente. A la arabización, a la africanización biológica, a la islamización, se añade ahora la americanización cultural, estratégica y económica. Jamás hemos conocido una situación histórica así preocupante. Hoy. Europa es el hombre enfermo del mundo. 

* * *

¿Quiere decir esto que estamos perdidos, que nuestra civilización, o que nuestras viejas etnias europeas han empezado una declinación irremediable, preludio a su desaparición en el magma? La respuesta es clara, se inspira en el pesimismo activo de Nietzsche. Tiene cinco puntos:

1º) Aún hay tiempo, pero queda poco.

2º) La Historia no es un largo torrente tranquilo. Es imprevisible después de que desde los meandros lentos pueden surgir los rápidos y las cataratas.

3º) El renacimiento no podrá nacer más que de la crisis y del caos. Esto quiere decir, de la conjunción de una crisis económica muy grave y de una guerra civil étnica. Situación que es necesario desear, y que por sí sólo, puede hacer oscilar las mentalidades y provocar el despertar.

4º) Toda nuestra salvación reposa sobre la juventud europea, porque es ella la que deberá conducir la guerra y ganarla. Por "juventud" hace falta entender evidentemente una minoría activa. Como siempre, la gran masa de la población asistirá temerosa a las confrontaciones sin participar en ellas y se organizará del lado del ganador. Poco importa.

5º) En caso de reconquista exitosa, Europa deberá reformar profundamente sus modelos de sociedad, pero precisamente para transformarlas, adoptando valores no burgueses y etnocéntricos.

* * *

Se trata en consecuencia de preparar mental e ideológicamente a la juventud europea a afrontar el caos probable y de asegurar el post-caos. Bien entendido, la mayoría de la juventud europea es incapaz de reacción. Es demasiado inconsciente, demasiado adherida al etnomasoquismo. Un importante porcentaje, aterrorizada por el fantasma del paro y de la precariedad económica, se refugian en los valores pequeño-burgueses, soñando con el status de funcionario.

Pero en la historia, sólo cuentan las minorías activas. Las masas siguen a las minorías voluntariosas, como lo había comprendido Lenin. Se trata de una élite de la juventud que es necesario ahora formar, preparar y endurecer. Sabiendo que, cuando sobrevenga la crisis, muchas mentalidades se desmoronarán, y que alrededor de un núcleo duro se agregarán los nuevos combatientes, porque estarán personalmente preocupados de su seguridad y de su supervivencia.

Este es el tema del famosos monólogo del Cid de Corneille, hoy políticamente incorrecto, reproducido al principio de esta obra. Para repeler a los moros que desembarcan, una pequeña tropa de voluntarios galvanizados comienzan, según las órdenes del Cid, pronto a congregarse en movimientos de nuevos combatientes. Y la victoria imposible se transforma en victoria real. 

A esta minoría activa, a este núcleo duro que desde ahora se debe organizar y federar en red a través de toda Europa, hace falta inculcar algunos valores de base. ¿Cuáles son estos valores?

(c) Por el texto: Guillaume Faye

(c) Por la Edición Francesa: Editions de l'Aencre

(c) Por la traducción castellana: Miguel Ángel Fernández

¿Y si despues del comunismo le tocase el turno al liberalismo?

¿Y si despues del comunismo le tocase el turno al liberalismo?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La reciente crisis económica ha puesto de manifiesto, una vez más, la bancarrota de los modelos políticos al uso para resolver los problemas más perentorios de los hombres, esto es, la manutención y los modos de vida económicos que permiten vivir en el sentido más biológico del término. Ni los gobiernos liberales ni otros más intervencionistas han sido capaces de acotar dentro de límites razonables a la función bancaria y a los agentes financieros. Una vez producida una pérdida de liquidez masiva por la codicia sin límites de los bancos, evidenciada por la invención de productos financieros de alto riesgo, los gobiernos, de uno y otro signo, se han visto obligados a intervenir en la función económica para salvar a los más débiles, a las gentes que viven de un salario en su mayoría bastante escaso.

Tiempo atrás, los bancos proporcionaron crédito abundante y barato, asequible a la amplias capas de la población, pero sin disponer de un suministro monetario a medida que el dinero a prestar se iba agotando, se vieron obligados, primero, a estirar todo lo posible sus activos a fin de prestar cuanto más mejor, luego a inventarse multitud de "productos" de alto riesgo. Cuando el dinero se agotó y ya no hubo más que prestar sencillamente la maquina se tornó improductiva porque ellos habían llevado el sistema hasta el límite.

En el colmo de la hipocresía, banqueros y políticos, se apresuraron a echar las culpas a la gente que no había hecho más que jugar con las reglas que ellos mismos habían puesto -dinero barato y abundante para todos-, diciendo que la gente había vivido "por encima de sus posibilidades". Naturalmente, omitieron decir que las "posibilidades", es decir, la solvencia, varía con condiciones muy diferentes y que quién es solvente, por ejemplo, con un Euribor al 1% puede no ser solvente seis meses después con un Euribor al 5%. Esas condiciones, por supuesto, las ponían ellos y solo ellos mientras los gobiernos les prestaban cobertura aduciendo la superchería liberal de que cualquier intervención del Estado en la economía equivale poco menos que a los planes quinquenales de la URSS.

Todo esto evidencia que el dinero es la sangre de la economía y que, sin él, el tejido económico se necrosa y muere. Esta función social del sector financiero -proveer de dinero al sistema económico productivo- es la que los gobiernos no han querido ver y han delegado todo en el afán de lucro de los bancos y otros agentes financieros. Pese a ello, para impedir una catástrofe que a nadie conviene, gobiernos de todo tipo y los técnicos que los asesoran -Reserva Federal, BCE, etc- se han puesto de acuerdo en inyectar dinero en el sistema, algo que hubiera podido, junto con una mayor control de los célebres "productos financieros", remediar la crisis antes de que se produjera. Esto equivale a admitir que todos los gobiernos se han hecho "intervencionistas" o, dicho en otras palabras, han asumido que en economía o se es eficaz o mejor es dejarlo y que bajo ciertas condiciones el Estado puede y debe intervenir en la economía.

Hace un par de días, Paul Krugman, Premio Nobel de Economía 2008 y Premio Príncipe de Asturias, en una entrevista concedida a CNBC, ha pedido una segunda ronda de estímulo económico mundial. En su entrevista, aparecida en medios de comunicación el pasado 11 de agosto, Krugman llama a inyectar más dinero en el sistema financiero mundial. Esto equivale a decir que los bancos centrales prestarán a menor interés y quizás a más largo plazo en el mercado interbancario. Sin embargo, como vemos en España, los bancos que hace tres años prestaban de manera fluida y asequible hoy no lo hacen. Sería necesario pues un segundo nivel de intervención que obligara a los bancos privados a prestar en condiciones menos restrictivas o quizás a una nueva refundación de una banca pública o bien al aval estatal de ciertos créditos. Sin incurrir en dogmas de apariencia ideológica, sería necesario asegurar de manera técnicamente factible que el dinero llegara a los consumidores, verdaderos pilares del sistema económico global, algo que sin duda no está ocurriendo. Si esto sucede, luego siempre puede pensarse en modelos alternativos de crecimiento no basados en el "ladrillo" o en modelos denominados "sostenibles", pero resulta absurdo poner la carreta antes que los bueyes y confundir lo meramente económico con lo financiero, como si se pudiera pensar en modelos económicos cuando sencillamente no hay dinero con el que financiar nada.

¿Qué conclusiones pueden sacarse de todo esto? Primero, que ninguno de los sistemas políticos modernos fue capaz de anticipar, prever o regular aquello que ha ocasionado millones de desempleados en todo el mundo. Todos ellos son responsables de la crisis. Segundo, que mientras la gente de a pié, aquella que se ha limitado a trabajar y a desenvolverse en el entorno económico que le habían proporcionado bancos y gobiernos, sigue padeciendo por su futuro, los bancos continúan anunciado beneficios estratosféricos. Tercero, que los gobiernos se han visto ante una responsabilidad que no han podido eludir -por convencimiento o por conveniencia a la hora de los votos- y han tenido que intervenir en la economía.

Como corolario es necesario resaltar el fracaso de un sistema político-ideológico específico a saber, el liberal. Convencidos de que lo económico es la función principal capaz de garantizar los bienes necesarios para vivir y que todo lo demás queda dentro del ámbito de la vida privada de cada uno, protegido tras una muralla de "derechos", los liberales han fracasado también en lo económico. Para escurrir el bulto se han limitado a anunciar que los programas de estímulo fracasarían porque crearían inflación, cosa que no ha sucedido. Han ocultado además las trabas que han puesto a esos planes los bancos, al utilizar las ayudas para recapitalizarse y no para prestar dinero. Por último, se han encontrado con que los mismos que antes sostenían sus políticas monetaristas -como el BCE o el Banco de Inglaterra- ahora han secundado políticas de estímulo económico. De hecho, entre octubre de 2008 y julio de 2009 la Comisión Europea ha puesto en marcha diferentes planes de estímulo por más de 300.000 millones de euros.

Es cada vez más evidente la bancarrota del dogma de no intervención en la economía y la necesidad de intervenir cuando se dan las circunstancias para ello. La última encíclica de Benedicto XVI pone de manifiesto que la Iglesia jamás ha sido liberal en el sentido en que lo son los fundamentalistas del dios mercado y supone una voz alzada contra lo que no es sino un vano sacrificio en el altar de un ídolo decrépito, cuya fuerza viene antes del servicio que presta a las élites financieras que de su utilidad para la concordia y el bienestar de los pueblos. Hasta ahora solamente partidos y asociaciones "malditos" defendían cosas semejantes. Por mi parte, celebro con alegría que Benedicto XVI, un intelectual de enorme peso, haya manifestado que la economía debe estar subordinada a lo político porque quizás, al menos en España pero también en otros países de Occidente, puede significar el principio del fin de esa usurpación que el liberalismo ha perpetrado sobre el pensamiento conservador español y occidental, como si no existieran más recetas que las liberales para restañar las heridas en el alma del hombre de nuestro tiempo.

por  Eduardo ARROYO